miércoles, 30 de octubre de 2013

If no trees, that's the North

Esa era la primera visión de Corea del Norte que nos daba nuestra guía en el tour a la DMZ, la zona desmilitarizada, extraño nombre para un cinturón de cuatro kilómetros de ancho entre las dos Coreas plagado de garitas, alambradas y campos de minas. Todo un monumento al surrealismo y a la estupidez humana. Y allí vamos los humanos, metiditos en un autobús, cámara en ristre, a sacarle la foto al coreano del norte, y ellos a nosotros.

"¿Veis aquella ventana, cómo corren la cortina de vez en cuando? Nos están fotografiando, devolvédselo y sacadles tantas fotos como podáis! ¡Apuntad al norte!" Disparamos las cámaras. El soldado norcoreano nos observa con sus prismáticos, pero se cansa enseguida y los posa, mientras nos mira con desprecio y hastío. Los soldaditos surcoreanos en posición de defensa de taekwondo no se mueven, están ahí para defendernos, dice el marine. Es él quien da las instrucciones, y quien da la versión de la historia.

 

De frente, Corea del Norte. Los edificios azules son utilizados por ambos bandos

 

 

 

Dentro de la frontera. Esa puerta se abre cuando el edifico lo usa Corea del Norte

 

Justo en la frontera entre las dos Coreas, unos micrófonos graban 24 horas al día

Este es el momento álgido de la visita, tras entrar en la JSA (Joint Security Area), en Camp Bonifas, un destacamento militar de las Naciones Unidas, en el que, básicamente, hay soldados de Estados Unidos y Corea del Sur. Son los norteamericanos los que manejan las visitas, dan las instrucciones y un briefing sobre la historia de Corea desde la Segunda Guerra Mundial (su versión), cuando pasó de estar ocupada por los japoneses a ser repartida entre la URSS y USA, por el paralelo 38. Posteriormente, los soviéticos nombraron a Kim Il-sung, mientras que los norteamericanos organizaron unas elecciones democráticas en las que ganó Rhee Syngman (insisto, versión USA). Ambos ejércitos se retiraron de Corea en el 49. El 25 de junio de 1950, Kim lanzó una invasión por sorpresa del Sur, llegando rápidamente a Seúl y ocupando toda la península, hasta que el Sur recibió el apoyo de USA. La guerra continuó hasta 1953, dejando el mapa en el estado actual, no exactamente divididas por el paralelo 38, sino cortándolo (el Sur ganó una zona por encima del paralelo en el este y el Norte lo hizo por el oeste).

Desde entonces, muchas historias de sufrimiento, de familias divididas, escaramuzas a través de túneles, ataques salvajes a hachazos, frustrados intentos de acuerdos... Conocemos los hechos, por eso me parece tan tremendamente surrealista estar ahí. Yo también disparo mi cámara, yo también me saco la foto con el soldadito, yo también formo parte del decorado.

Nuestro marine, por el camino desde Camp Bonifas, nos ha indicado las garitas, los check points, y el único pueblo surcoreano dentro de la DMZ, Daeseong-dong. Mantener este último punto poblado frente al norte no es fácil: cosechan el arroz rodeados de militares para protegerles de posibles ataques del norte; tienen toque de queda a las 12:00 p.m.; han de pasar, al menos, 240 noches del año en su pueblo. A cambio, exenciones de impuestos, estudios gratis (incluida universidad en Estados Unidos, si quieren), exclusión del servicio militar obligatorio (aunque el 90% van voluntariamente). Enfrente de ellos, en el norte, un pueblo fantasma, edificos huecos con ventanas pintadas y una extraña competición de banderas, a ver quién la pone más alta y más grande.

Aunque, a esas alturas del día, ya habíamos visto alguna que otra excentricidad: el tren que no va a ninguna parte.

 

Este vía se pensó para unir las dos Coreas, y así poder recorrer en tren toda Asia y Europa, hasta Lisboa. Ahora sólo circula entre Musan y Dorasan, dos veces al día, con turistas. Aparenta estar preparado para llegar a Pyongyang: vemos una estación enorme, uno de los jefes de estación menos estresados del mundo, y soldaditos haciendo la mili, encantados de que las turistas les saquen fotos.

 

 

 

Pyongyang 205 kms.

 

 

 

Otro gran momento del día: primera foto de Corea del Norte:

Esto es todo lo que se puede fotografiar
 
 

 

 

Desde la línea amarilla, sólo desde la línea amarilla. Estamos en el Dora Observatory, una pequeña montaña al borde de la DMZ, donde se puede otear el otro lado. Para ver de cerca la vida más allá, unos prismáticos nos enseñan... nada especial, unos edificos, unos montes, y una gran, eso sí, muy alta y muy grande, bandera, que no se puede fotografiar desde la línea amarilla.

Llegamos a la que había sido la primera atracción del tour: uno de los túneles que Corea del Norte ha construido para invadir el Sur. Los del Sur dicen que se lo encontraron de casualidad, y los del Norte frotaron las paredes con carbón para simular una explotación minera. Si no fuera una guerra latente, esto sería casi de risa.

 

Sophia dándonos las explicaciones... no pictures inside

 

Así es, pues, el tour a la DMZ. Mientras tanto, en Pyongyang y en otras ciudades de Corea del Norte, sus ciudadanos trabajan a precio de saldo para empresas del otro lado. En la zona norcoreana no hay turistas sacando fotos al sur.

 

1 comentario:

  1. ¡Vaya experiencias interesantes! Omoshiroi! Me recuerda el muro de Berlín, pero parece que la frontera allí tiene más tensión? Sobre todo, también me gusta la foto del mapa de los trenes internacionales desde Corea, los coreanos tendrán mentalidad "continental". Un beso de purenomori

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