lunes, 14 de octubre de 2013

Agur, merci, konbanwa. Encuentros y desencuentros

Quién lo iba a decir, que después de estar el sábado de esta guisa en la boda de una amiga, con la maleta a medio hacer...
Día y medio más tarde iba a conseguir llegar medio entera a Sapporo. Con mi cervecita, después de cenar cosas raras del konbini (iba a sacar foto, pero me ha podido el hambre) y pasadita por el onsen bien caliente cual vulgar tamago.
Pero sólo he llegado medio entera, que conste. Los otros trozos estarán en el avión de Airfrance, esos grandes admiradores de los hobbits, que han conseguido que conozca nuevas facetas de lo dolorosa que puede llegar a ser una contractura en la espalda durante 11 horas encajada en su, seguro que muy rentable, instrumento de tortura voladora. Sigue siendo el más barato, aunque no tenía yo ayer el cuerpo de sardina enlatada. ¿Me podría haber colado en mitad de la noche en un butacón de business? Ahora se me ocurre, tarde, muy tarde.
Aún sí, dolorida y comprimida, la cosa se iba animando. Muchos encuentros: japoneses saludándose a reverencia limpia en el aeropuerto CDG (tanta reverencia que, por empatía, mi espalda sufría); el surtido de baños a elegir:
  • para habilidosas
  • para sibaritas

Siguiendo con los encuentros y las funciones básicas: mis botellas de te frío, esa primera bandejita de bento:

Y mil y una conversaciones mezcladas al azar, alguna palabra cazada, muchas miradas de curiosidad (qué hace aquí, ¿esa mochila?, ¿sabrá a dónde va?, ¿americana?, uy, si dice dos palabritas en japonés) , los olores de los restaurantes despistándome por las calles ya nocturnas de Sapporo, atrayéndome y escurriéndose por callejones en tinieblas... tanto, tanto me han distraído que he salido del Youth Hostel a comprar algo para comer y me he perdido como una campeona. A la quinta vuelta al mismo centro comercial he tenido que recurrir al tópico de la japonesa amable, que, fiel a la leyenda de legendaria hospitalidad, me ha acompañado hasta dejarme en zona segura. O puede que yo no me haya perdido ni ella fuera amable, y sólo quisiéramos hablar y caminar en la noche.
Lo que empiezo a tener claro es que me he ganado la cama, y que, casi fijo, mañana Sapporo tendrá muchas cosas que enseñarme. Porque yo venía aquí a algo, estoy segura de ello, aunque ahora no tenga ni la menor idea.


2 comentarios:

  1. Ya estás allí, lo veo lo veo! 長旅(ながたび)おつかれさまでした!purenomori-yori

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  2. Eso de perderse el primer dia me recuerda mi llegada a Fukuoka. Tuve que empezar a mirar en los mapas de todas las paradas de buses que habia. No recuerdo si tuve que llegar a preguntar o no (o no quiero recordarlo).
    Pues si para ti son amantes de los hobbits que te voy a contar yo. Ojala una contractura fuero lo unico.

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